MITOLOGÍA: EL MITO DE ORIÓN

En la mitología se pueden encontrar muchas historias provenientes de la tradición oral que escritores antiguos pusieron por escrito (Homero, Hesíodo, Ovidio, etc.). En muchos de estos mitos se inspiran los cuentos populares, en los que podemos encontrar personajes arquetípicos, tramas, hazañas y símbolos que se han mantenido a lo largo de los siglos.
La historia que narro a continuación, El mito de Orión, tiene un significado astronómico muy interesante, porque los principales personajes están representados por constelaciones que podemos identificar en el cielo nocturno.

El mito de Orión
Orión era un gigante cazador famoso por su belleza y extraordinaria fuerza. Según unos, era hijo de Poseidón, y poseía la facultad de andar sobre el mar, o bien, de caminar por su fondo (facultad heredada de su padre).
Según leyendas tardías, Orión era hijo de Hirieo, un viejo labrador que en una ocasión dio hospitalidad a Zeus, Poseidón y Hermes. Estos, agradecidos, le ofrecieron en recompensa la realización de un deseo que tuviera. Hirieo pidió un hijo. Entonces los dioses enterraron una piel de buey y la cubrieron de orina. Transcurridos nueve meses, nació Orión. Esta historia se debe a un juego de palabras entre "Orión" y "orina".
Orión tenía gran pasión por la caza, que satisfacía junto con su perro Sirio.

En la isla de Quíos
Casó primero con Side, la cual pretendía rivalizar en belleza con Hera, y por eso fue arrojada al Tártaro. Privado de su esposa, Orión se trasladó a la isla de Quíos, donde reinaba Enopión. Allí se enamoró de Mérope, hija de Enopión, el cual le prometió en matrimonio a su hija si limpiaba de fieras la isla. El cazador consintió, pero una vez cumplido el cometido, Enopión se negó a entregarle a su hija. El rey lo embriagó y, mientras estaba dormido, le saltó los ojos y lo arrojó a la orilla del mar.
El gigante supo por un oráculo que recuperaría la vista si caminaba hacia el sol. Orión, ciego, siguió el sonido del martillo de un cíclope hasta llegar a la isla de Lemnos. Y fue a la fragua de Hefesto (Vulcano) que, apiadándose de él, le entregó a Cedalión, uno de sus hombres.
Cargó a Cedalión sobre sus hombros y le pidió que lo guiase hacia el este. Orión recuperó la vista gracias a los rayos de Helio (el dios del sol). Fue allí donde Éos, la Aurora, se enamoró de él y lo raptó, trasladándolo a Delos. Luego corrió a vengarse de Enopión, pero no pudo alcanzarlo porque Hefesto (o quizás Dioniso) había construido para él una cámara subterránea donde se refugió.
Después formó parte del séquito de Ártemis (diosa de la caza), a la que acompañaba en sus cacerías.

Las Pléyades 
Las Pléyades eran hijas de Atlante y Pléyone, y eran compañeras de Ártemis. Orión se enamoró de ellas y las persiguió por las montañas de Beocia. Pero cuando estaba a punto de atraparlas, las ninfas rogaron a los dioses que las salvaran. Zeus se apiadó de ellas y las transformó en palomas, que volaron hacia el cielo y se convirtieron en estrellas.
En el firmamento nocturno pueden verse las Pléyades como un pequeño grupo de estrellas en la constelación de Tauro. Aunque el mito cuenta que son siete, se ven solo seis; pues una de ellas casó con un mortal (Sísifo), por eso se explica que su brillo sea inferior el de sus hermanas.

El final de Orión
La muerte de Orión es relatada en diferentes versiones.
Según unos, fue muerto por la propia Ártemis involuntariamente, influida por Apolo. Pero la tradición más difundida es que fue muerto por la picadura de un escorpión, enviado por la propia Ártemis. Asclepio trató de devolverlo a la vida, pero fue fulminado definitivamente por Zeus, que lo sumergió en el Hades, donde el gigante continúa cazando bestias salvajes al igual que hacía en vida.
Según versiones más corrientes, tanto Orión como el escorpión fueron trasladados al cielo y convertidos en constelaciones.
Orión brilla en las noches de invierno, vistiendo armadura de oro y una espada que cuelga de su cinto (lo que forma la nebulosa de Orión). Le sigue su perro Sirio (estrella de la constelación de Can Mayor), y huye eternamente de Escorpio. Cuando uno tiene su orto, el otro tiene su ocaso.



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